viernes, 27 de noviembre de 2009

Juan José Carbonell, único Concejal del PC en Entre Ríos - “La gente iba al partido y pedía votos para Juancho”

Concepción del Uruguay produjo en el retorno democrático de 1983 un hecho histórico que aún no pudo ser igualado en Entre Ríos. Asombrosamente, La Histórica eligió a través del voto a un concejal comunista. Juan José Carbonell sorprendió a una ciudad entera con su elección que marcó un hito en la vida democrática uruguayense cuando la dictadura militar recién comenzaba su lento repliegue. Carbonell recordó esos años de política en el Concejo Deliberante uruguayense a la vez que lamenta que su Partido no hay podido continuar lo que él empezó.
-¿Qué es ser comunista hoy?
-Es fijar una posición frente a una situación tan difícil que vive el país. El comunista sigue con su línea de conducta, con los grandes objetivos que tiene el partido, no cumplidos, siempre postergados. Una actitud que aún hoy cuesta mantener, porque las provocaciones son grandes. Hemos asistido hace poco al segundo de la CGT hablando cosas insoportables, como que los comunistas seguimos comiendo chicos crudos. Ser comunista determina el grado de conciencia y militancia de una persona en su vida.
-Pero en el 83 era más complicado
-Peor. Nosotros, en el 83, éramos un partido chico, sin prensa. Al contrario, teníamos contraprensa. Nos robaban votos alevosamente de las mesas, iban militares a robarnos los votos, un avallasamiento total. La agresión del partido fue permanente, porque salíamos de un proceso de 30 mil muertos y veían que en Concepción había una cosa rara y eso no lo podían permitir.
-Hasta hoy sigue siendo raro. ¿Un PC electo concejal? Es de locos.
Sigue siendo raro. Soy el único concejal de Entre Ríos, la primera y ojalá no sea la última. Gane por votos. Salir del Proceso y lograr un triunfo con el partido comunista era impensado. El triunfo fue de Juan Carlos Godoy en la intendencia, donde arranca su carrera política, muy respetable por cierto y que no tengo nada que objetar. Pero ellos discutían una mesa en una escuela del departamento con el PJ. Ganó la UCR por 39 votos y nosotros lo hicimos con casi tres mil votos.
-Más impensado aún es esa cantidad de votos
Fue una bomba porque hubo sólo siete concejales a nivel nacional, en Berazategui, Rufino, dos en Sunchales, dos en Tucumán. Fue una alegría porque era una cosa nueva, porque se llegaba a votar a la hoz y el martillo. Me acuerdo que una mujer me dijo “Carbonell yo lo vote, pero me persigne. Pero vengo a decirle que no me equivoque”. Nadie vino a reprocharme nada de porquerías, arreglos, coimas. No se aprobó ninguna obra pública si no estaba totalmente clarito.
-Tengo la sensación, visto a través del tiempo, que la gente te votó más a vos que al partido.
-Es muy probable. No quiero negar eso y sería una falsedad terrible no reconocer eso. Caí bien en la gente. La gente iba al partido y pedía votos para Juancho. Gente que de comunismo no sabía ni quien era Marx, Lenín. Veían un profesional joven, escribano, comunista y eso le rompía todos los esquemas a la derecha. No podían hablar mal, decir como es esto. Esto marco un hito en Entre Ríos, que lamentablemente no pudo ser superado.
-¿Cómo se decidió tu candidatura?
-Democráticamente. No hubo disputas. Se dijo: “muchachos hay un lugar y hay que ir”, fuimos componiendo, armando las cosas. El más conocido por la profesión era yo. Tenía más conocimiento de las ordenanzas y decretos municipales que le garantizaban al partido un entendimiento de las cosas.
-En la previa a las elecciones, ¿veían que podrían entrar?
-Sospechábamos que podíamos entrar por la adhesión de la gente. Iban al partido a pedir boletas y pensábamos que algo debía quedar. Yo había visto otras elecciones y acostumbrados a sacar uno o dos votos por mesas, comencé a sospechar que tendríamos una buena elección. Además, tuvimos fiscales en todas las mesas, con comidas para todos. Estábamos bien estructurados, ordenados.
-¿Con quién fue la pelea?
-Con el PJ hubo una pelea. Pero aparte de que entra el PC, se dio un hecho inusual que el Ejecutivo lo gana la UCR y el consejo el PJ.
-¿Cómo eran las sesiones?
-Un hervidero, pero el trato con los demás concejales fue muy bueno. Ellos me respetaban porque veían que no iba atrás de nada. Donaba la dieta, no iba por la achura. Hoy estoy decepcionado con los concejales actuales, porque hay cosas que no podes pasar a comisión. Si te hablan de la reforma agraria, de la paz y mil cosas, tenes que pronunciarte ahí, sobre tablas. No podes pasar a comisión. Eso no me gusta porque ahí ves el verdadero político, es donde tenes que demostrar. Lo de hoy no es legislar, es ir y levantar la mano.
-¿Cómo es eso de donar la dieta?
-Por iniciativa propia, consultada al Partido, que la aprobó. Yo dije que con la plata hago lo que quiera, no me la maneja ni la municipalidad ni nadie. Yo la manejaba y las donaba a Lacec, Surco de Esperanza, comedor de Don Bosco, que daba de comer a los chicos, cosas que algunos no entendieron. Me decían “cómo le vas a donar a los curas, a la Iglesia, la derecha”. Yo lo hacia para que coman los gurises. Por eso esta la carta de agradecimiento del cura Rolando para conmigo.
-¿Recordás algunos proyectos presentados?
-La expropiación de Santa Candida. Queríamos transformalo en un lugar de visitas, de estudios, sabíamos que lo había recibido Saenz Valiente. Algunos concejales coincidían y otros no querían ni hablar, por el asunto de tener la prensa en contra. La lucha fue terrible y lamentablemente muchas cosas no se supieron porque no había prensa.
-¿Cómo fue el tema de los retiros de los cuadros en el Concejo?
-Sin ofender a nadie. Un día planteamos con Pichón Colombo (UCR)-se ve que el lo hizo sin consultar al partido- que descuelguen los cuadros de sala del Consejo de todos los intendentes que no hubieran sido elegidos democráticamente, que era la propaganda que defendía el radicalismo. Cuando se bajan los cuadros, de 10 había 8 radicales. Cuando llegó al Comité casi lo mataron. Colombo volvió muerto, diciendo que lo entendieron mal. Ahí les digo que el Partido Comunista se hace cargo del pedido. De parte del concejal del partido comunista. Ahí Columbo suspiro.

La ficha
Carbonel nació en 1931 en Concordia. Su familia luego se trasladó a Colón, donde pasó su infancia y juventud. De ahí a Santa Fe a continuar los estudios universitarios, donde comienza a militar en el partido Comunista. Corría el año 1953 y como el mismo relata “siempre le voy a agradecer al PC porque me abrió la cabeza, me hizo comprender el mundo. Yo era un vago, vivía jodiendo y el Partido me encarriló”. Una vez recibido recala en “Bovril. Me gustó porque había cooperativas, una pequeña reforma agraria, gente laburante. Cuando llegó, había uno esperándome “usted es el escriba” me preguntó y le tuve que mostrar el documento porque no me creía. Era un italiano de apellido Otilini. Le mostré el titulo. Yo llegaba muy flaco de comidas, de plata, de ropas. Ahí trabajé mucho. Fundamos el partido ahí. Estuve 10 años, me case ahí con mi novia que trabajaba en la panadería y tuvimos cuatro hijos. Osvaldo esta en Federal en una radio, Carlitos, humanista, en Santa Cruz, Alejo, muy buen escritor, en Córdoba y Laurita en Campana. Dos nacidos en Bovril y dos en Concepción.

Recuerdos
En su austera oficina se destaca una foto junto al maestro Osvaldo Pugliese. “Estuvo en Rivadavia. Amable, lo conocí viejito, una persona muy dulce a pesar de haber estado preso como 20 veces”. Fue “alcahuete (se ríe) de Rodolfo Gioholdi en la primera reforma de la Constitución en Santa Fe. Una delicadeza de hombre, un tipo que había sido torturado en una isla brasileña. Cuando estaba enojado te decía “deja estoy torpe hoy”.

La revolución cubana
Estaba en Bovril. Fue una alegría tremenda. Seguíamos las noticias por radio La Habana o Radio Moscú por onda corta. Fidel, un tipo extraordinario. Y dicen que mandó a matar al Che. Lo que tenía el Che era una sed de liberar pueblos. Le falló en Bolivia, pero hoy vas a Cuba y ves como lo siguen queriendo.

La hoz, el martillo y la cruz
Entre los papeles ya amarillos que Carbonell guardó como testigos fiel de su militancia hay uno que llama la atención. Es una carta que le escribe el Cura Rolando, famoso sacerdote uruguayense. La misiva arranca con un asombroso Camarada Carbonell, algo impensando tratándose de dos representantes de sectores históricamente enfrentados. Y entre sus párrafos expresa, dirigiéndose a Carbonell “que el Patrón de arriba recompense su generosidad”, justo a un PC, que de dioses saben poco.

Plaza
Uno de los proyectos más destacados de Carbonell y que perduran en el tiempo fue la creación de la Plaza de los Derechos Humanos. La plaza esta ubicada en el bulevar Hipólito Irigoyen, entre calles Maipú y Reibel. El proyecto fue aprobado y tuvo su fecha de promulgación el 22 de mayo de 1986 bajo la ordenanza Nº 3010.
Gerardo Iglesias/De la redacción de UNO

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